martes, 19 de abril de 2011

Revolver: Melodías de África



Muy buenas sensaciones me ha dejado el nuevo disco de Revolver, titulado Argan, y parece que al propio Carlos Goñi también le ha resultado muy gratificante todo el proceso de grabación y el resultado final.
La idea era clara desde un principio, fusionar el rock con la música norteafricana sin perder la esencia Revolver.
Carlos Goñi podía haberlo grabado desde sus estudios en Valencia pero quisó ir más allá, y buscar la atmósfera perfecta, por lo cual cogió todos los bártulos de su estudio, su equipo técnico, los músicos y se los llevó a una casa alquilada en Marrakech para que el ambiente árabe fuese lo más real posible.
Reforzó la banda con músicos locales (incluyendo también voces árabes en algún que otro tema) y hasta aprendió a tocar el mandolute (instrumento argelino de cuatro cuerdas).
Guitarras eléctricas, percusiones, violines, karabes, acordeón, mandolute...se fueron fusionando para que las canciones fueran creciendo con el alma árabe (No hay mañanas, Cada día, Quiero aire, Lo que me hace feliz o Reconozco la frontera..)
Los textos igualmente se mantienen a un gran nivel, la implicación social de Carlos Goñi es evidente, criticando la dificultad con la que tienen que vivir los inmigrantes y la ceguera del hombre ante la religión (“No encontré credos fiables, no más que el mar o el fuego, vengan de donde vengan todos me ofrecen el cielo, como si fueran los dueños”).
Pero el álbum se da un respiro por momentos, en cuanto a los ritmos norteafricanos se refiere, para adentrarse en otros mundos ya transitados por Revolver como la música americana que desprende Intentando Vadear, que se mueve entre el country para acabar firmando una de las mejores canciones del disco.
Tampoco podía faltar alguna balada que otra que recuerde al Revolver de siempre, bien sea para encontrar un Goñi optimista en cuanto a lo que le une, llenándose la boca de versos en el corte Princesas o mendigos (“El único futuro que me queda es un presente pringado de deseos, después de vivir aquí contigo tocar el cielo seria un paso atrás”) o justo todo lo contrario, lo que es ver llegar el final de una relación, Ya no hay dos para cenar
La inclusión del DVD con un documental de una hora de duración, que contiene imágenes de la grabación desde Marrakech, sirve para adentrarse de lleno en el porque de este proyecto entendiendo más si cabe la importancia que ha tenido este disco para Carlos Goñi, tanto en lo musical como en lo humano, que sin lugar a dudas ya ha empezado a ser parte importante en su larga discografía.

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