viernes, 1 de abril de 2011

LATIDOS Y MORDISCOS...¿Qué voy hacer yo? (Celtas Cortos)

Hace unos días se ha celebrado la suspensión, que no anulación, de la tan famosa mili, cómo no, a toque de corneta. El Servicio Militar Obligatorio fue un logro democrático que acabó con el injusto sistema de quintas, según el cuál, todos los españoles debían servir a su patria, pero algunos más que otros, puesto que aquellos que pudieran pagar la exención, se libraban sin remordimientos de luchar en el Protectorado con el riesgo de que los rebeldes rifeños les rebanaran el cuello y se quedaran con sus orejas como trofeo. Un hábito después adquirido por el jóven teniente Francisco Franco. Ésta contribución de sangre de los obreros fue el origen de la Semana Trágica de Barcelona en 1909, cuando madres y novias se amotinaron e impidieron ir al matadero africano a sus hombres.
Sin embargo la mili no ha sido tan popular como preconizan aunque no podemos olvidar que en una sociedad analfabeta como la España franquista, era el servicio militar donde muchos aprendían la educación básica, de ahí viene la famosa expresión de “hacerse un hombre”. Ahora bien, si es cierto que fue el Gobierno Aznar quien la suspendió, no menos cierto es que fue la respuesta de la tan denostada –por dudar de su existencia- sociedad civil española la que dejó claro al Estado que era un modelo caduco y a extinguir, porque primero cuando en los años ochenta los llamados a filas fuerzan la aparición de una Prestación Social Sustitutoria civil (PSS), y segundo cuando esa prestación accesoria rebasa con mucho la recluta oficial, aparece lo que llaman los especialistas una política de hechos consumados… por no hablar de los miles de insumisos.
Si os lo estáis preguntando, como algunos equipos míticos, yo también me salvé por la prórroga. De todas formas, considero que hay formas muchísimo más útiles de servir a mi país y a la Humanidad que empuñando un fusil. ¡Leed!

autor AZAÑAS.

1 comentario:

  1. no todo era malo, sí que servía para muchas cosas para la edad adulta, acostumbrarse a callar y a perder, luego las ostias duelen menos.
    claro está que es algo obsoleto hoy en día

    saludos

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