jueves, 1 de julio de 2010

LATIDOS Y MORDISCOS...Gracias a Dios, soy ateo

Cuando uno ve un telediario y aparece el drama de la intolerancia árabe-israelí o la reciente polémica sobre el uso del burka en Europa, se puede pensar que no hay peor enemigo para una religión que otra religión que le compita feligreses (y recursos). Pero sí, sí que lo hay. El peor enemigo de la religión, sea cual fuere, no es otra religión sino el ateísmo, porque, qué peor mal para ellos que no creer, pero sobre todo, no temer. No temer a un Dios rencoroso y omnipotente, ni a sus infiernos… ni a sus representantes en la Tierra. ¿Alguien se ha planteado alguna vez el enorme poder del clásico cura de pueblo? Pensadlo. Como católicos, todos los habitantes estaban obligados a confesar sus pecados y como en toda religión, éstos son múltiples y terribles –casi todo lo divertido es pecado- a una persona: el cura. ¿Qué mayor poder sobre una comunidad que el que una única persona conozca todos y cada uno de los secretos inconfesables de la misma? Da miedo, ¿verdad?, esto es la religión. Promesas de Paraíso a los fieles y de condenación eterna a los disidentes. ¡Ni Dios ni Amo!

autor AZAÑAS

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