jueves, 2 de febrero de 2012

Latidos y Mordiscos...Corruptus in extremis



Esa es la divisa del imaginario pueblo de los Simpsons. Sin embargo, podría aplicarse a muchos dirigentes de nuestro país.
Apenas apagados los ecos de la sentencia exculpatoria al Molt Honorable ex Presidente Camps, estamos ad portas de otro juicio no menos polémico, el del “yernísimo”, Iñaki Urdangarín. Defendemos con fuerza de dogma uno de los principios fundamentales de un Estado de Derecho y es la presunción de inocencia. No obstante y teniendo en cuenta el peso de uno y otro, así como los penosos antecedentes judiciales de este nuestro país, tememos exculpaciones sumarísimas.
Podríamos pensar que cuando el principal valedor del Duque de Palma defiende la igualdad ante la Ley de TODOS, era un mensaje explícito contra los corruptos. Pero no creerán que somos tan ingenuos, ¿qué validez tiene ese mensaje enunciado por un soberano calificado por el Estado como inviolable? ¿Cómo vamos a ser todos iguales si el Rey está por encima de la Ley? Pero claro, su graciosa majestad, además de campechana, debía demostrar que era más honrado que nadie. De ahí la primera declaración de gastos de la Corona en la historia de España. Una declaración más que chusquera, donde una importantísima parte de los gastos no están registrados y de otras partidas, no sabemos el desglose. En todo caso y si aceptamos que la Casa Real nos cuesta a cada españolito de a pie más de 8 millones de euros al año (mucho más si sumamos lo que no dicen), la comparación con la República Federal Alemana (doble de población y varias veces más rica) no se sostiene. Sí, la nación de nuestra queridísima Merkel gasta unos 4,6 millones de euros en su jefatura de estado. Con ese dinero se sufragan los gastos de la Presidencia de la República, con todos sus sueldos correspondientes, ¡incluidos los de los expresidentes!
Contra la corrupción sólo caben tres cosas, confianza, honradez y el imperio de la Ley. ¿Qué confianza nos queda ante lo que hemos visto?, ¿cómo pueden hablar de honradez?, y desde luego, ¿qué Ley tenemos que reconoce privilegios?

autor Azañas.

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